Colección principal

La misma alberga la colección de libros raros (raros por antigüedad, edición, valor histórico, artesanía, procedencia o temática) más grande e importante de Puerto Rico y el Caribe, incluidos los «incunables». Esta palabra latina que significa «cuna», identifica los impresos de los primeros días de la imprenta moderna, entre 1450 y 1501.

La colección fue iniciada por Elmer Adler (1884-1962), impresor, productor, editor, diseñador de libros, autor, y ávido coleccionista de libros y grabados finos. En 1954, Adler visitó Puerto Rico tras jubilarse de la Universidad de Princeton, donde estableció el Departamento de Artes Gráficas y se desempeñó como conferencista y curador de su biblioteca.

Adler se estableció en Puerto Rico invitado a dirigir La Casa del Libro, y organizar su formidable colección. Con el objetivo de que los puertorriqueños pudieran conocer de primera mano la belleza del libro, Adler acudió a importantes amigos suyos a quienes les pidió que donaran libros antiguos de sus colecciones personales para la emergente entidad sin fines de lucro. Así, libro a libro, consiguió los primeros 102 incunables en el primer año del proyecto. Adler a su vez, donó libros finos impresos en su imprenta Pynson Printers, una de las más destacadas en su época, además de libros de su biblioteca personal. A través de los años, por medio de subvenciones y/o donaciones La Casa del Libro continuó ampliando sus fondos. Como estrategia inicial, se adquirieron incunables españoles, a la par de otras importantes obras que se relacionan con nuestra historia y cultura.

Actualmente, los fondos incluyen más de 11,000 volúmenes. Entre estos la Colección de incunables, (impresos entre 1450 y 1501), cerca de 400.

Los incunables representan la transición del manuscrito a los libros tipográficos, los impresos con tipos móviles, letras individuales en metal fundido. La imprenta, un invento y evento de gran importancia, redujo los costos de producción de libros y contribuyó a difundir el conocimiento más rápidamente. Los incunables, de variados temas, fueron el mayor punto de apoyo para la proliferación de las universidades.

Entre la Colección de Manuscritos atesoramos dos decretos reales firmados en el 1493 por los Reyes Católicos de España, Fernando e Isabel. Se cree que son los documentos más antiguos en América, relacionados a Cristóbal Colón y su segundo viaje, en el cual arribó a Puerto Rico.

Entre la Colección de libros Raros contamos con una primera edición de los Sermones del Papa León I, impresa en 1470 por Sweynheim & Pannartz, obsequio de don Genaro Cautiño Bruno, al convertirse en el primer presidente del Consejo Administrativo de La Casa del Libro. Una magnífica copia de la Historia Natural de Plinio, de Jenson, impresa en 1472, con su hermoso tipo romano; la Summa Theologiae Pars tertia de Tomás de Aquino, impresa en Valencia por Lambert Palmart en 1477, y única copia existente en América; y una excelente copia de las Furs e ordinacions del regne de València, de la misma imprenta. Una página de la Biblia Latina, impresa por Johannes Gutenberg, cerca de 1456, y un ejemplar del Liber Chronicarum (Las crónicas de Nuremberg), el libro más profusamente ilustrado del siglo XV.

Entre los Libros del siglo XVI, se encuentran algunos impresos en los primeros años de este siglo. Llamados post-incunables, mantienen las características más primitivas de los impresos en el período incunable. Ejemplos de ellos son una copia de Occeanea decas de Peter Martyr d’Anghiera, que contiene el primer mapa impreso que muestra a nuestra isla y la extraordinaria Biblia políglota impresa por Arnaldo Guillén de Brocar.

Cabe destacar los ejemplares de Don Quijote de Miguel de Cervantes y Saavedra, uno impreso en Valencia en 1605, primer año en que se publica en Madrid, y otro de Juan de la Cuesta en 1608.

También están bien representados en esta colección ejemplares de Libros de los siglos XIX y XX de impresión fina que destacan por su singularidad, belleza, contenido o rareza. Entre los libros del siglo XIX se destaca el Chaucer de William Morris ilustrado por Edward Burne-Jones.

Por otra parte, la Colección de Libros-arte y la Colección de Gráfica de un nutrido y distinguido grupo de artistas de Puerto Rico enaltecen nuestra colección: entre ellos, Lorenzo Homar, Rafael Tufiño, Jack e Irene Delano, Antonio Martorell y Consuelo Gotay, quienes se inspiraron con la colección y nos enriquecieron con sus maravillosas obras.

Los archivos de La Casa del Libro incluyen documentos y cartas de distinguidas personalidades locales e internacionales del período de su fundación, recuerdos, efímera e información sobre la institución como un importante logro humanístico, cultural y artístico en la historia de Puerto Rico.

Las colecciones que forman los fondos de La Casa del Libro acercan las humanidades a la comunidad aportando a la reflexión y comprensión del patrimonio local y mundial.

A través de la colección y el programa educativo que gira en torno a esta, buscamos contribuir al mejoramiento de la sociedad fomentando el intercambio cultural y social.

“El libro es una obra de arte”, declaró Elmer Adler, nuestro fundador. La colección, que representa el legado de una diversidad de benefactores, busca presentar la historia del libro; el proceso creativo, los inventos y tecnologías que lo hicieron posible, y que a su vez son parte intrínseca de la historia del ser humano.
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