Sobre nosotros

La Casa del Libro

La Casa del Libro es un museo biblioteca donde se rinde culto a la palabra escrita y al libro como objeto de arte.

Somos una organización cultural educativa de base comunitaria, sin fines de lucro, con exención local 1101.01 y federal 501 (c)(3). Ofrecemos un programa dinámico de exposiciones basadas en la colección y el trabajo de artistas colaboradores. Además, organizamos actividades educativas, tales como talleres de artes del libro, lecturas de libros y foros, a través de los cuales buscamos acercar las humanidades a la comunidad. De esta forma, la institución contribuye a la reflexión y comprensión del patrimonio local y mundial por parte de todos los sectores: estudiantes, docentes, vecinos, viajeros, personas mayores, grupos con necesidades especiales y el público general.

Nuestros comienzos

La Casa del Libro (LCDL) se fundó en 1955. Siguiendo el plan «Manos a la Obra». Teodoro Moscoso, entonces presidente de la Compañía de Fomento Industrial de Puerto Rico (hoy DDEC), y sus colaboradores, buscaban producir localmente libros finamente impresos y encuadernados para satisfacer las necesidades del Puerto Rico de mediados del siglo 20.

Reconociendo la experiencia de Elmer Adler (Rochester, 1884 – Puerto Rico, 1962), Fomento lo invitó a dirigir el proyecto. Además de ser un reconocido bibliófilo y de haber establecido el departamento de artes gráficas en la Universidad de Princeton, Adler fundó la imprenta The Pynson Printers, las revistas “Colophon: A Book Collector’s Quarterly” y “New Colophon”, y fue socio fundador de la editorial Random House. Entendiendo que la industria del libro tardaría años en desarrollarse en la isla, Adler propuso crear una institución que se dedicara a exhibir los mejores libros en producción y diseño a lo largo de los siglos, a la par que fomentara y desarrollara las artes del libro.

Junto a Teodoro Moscoso (1910 – 1992), los fundadores de La Casa del Libro fueron: el escritor Tomás Blanco (1896 – 1975), Guillermo Rodríguez Benítez (1914-1989) y Mariano Villaronga (1906-1987). El Lcdo. Genaro Cautiño Bruno (1907 -1974), destacado bibliófilo puertorriqueño fue invitado a ejercer como primer presidente del Consejo Administrativo de La Casa del Libro. El 27 de diciembre de 1956, siguiendo el modelo de la Biblioteca de la Ciudad de Nueva York, de donde Adler era oriundo, la entidad se registró como una organización sin fines de lucro. Con un destacado grupo de puertorriqueños secundando el proyecto, el ilustre grupo logró instituir el primer museo en el Viejo San Juan en el siglo 20, y el segundo de Puerto Rico. La iniciativa de la Compañía de Fomento Industrial para desarrollar la industria del libro fino y la imprenta en la Isla culminó en la visión de Adler, de crear un museo con un fin educativo. Visión que aún prevalece.

La sede para el hasta entonces llamado “Museo gráfico”, fue escogida por el propio Adler. Una casa cercana a la Capilla del Cristo en la calle del Santo Cristo. La Compañía de Fomento Industrial compró la propiedad escogida para acoger el proyecto. Mientras el arquitecto Frederick C. Gjessing (1918 – 1997) restauraba la casa multifamiliar, de estilo colonial español típico de la ciudad, para transformarla en museo, Adler se ocupó de conseguir los primeros incunables y libros donados desde la primera oficina y sede del proyecto, localizada en el edificio Hornos Militares, cercano a la Bahía de San Juan.

En 1958, La Casa del Libro abrió sus puertas en la Calle del Santo Cristo, en la misma casa que todavía nos alberga.

Foto por C. M. Colón-Torres. La talla es una representación antigua de San Juan el Evangelista de finales del siglo XV, o principios del siglo XVI. Lleva un libro de cintura, que era de uso común. Se le llamó libro de cintura porque era un libro, generalmente pequeño que colocaban en el medio de una capa de cuero a la que se le dejaban unas tiras largas que amarraban en la cintura para llevarlo cómodamente. Usualmente estos eran Libros de Horas, cantos o de citas bíblicas que usaban los monjes. Cuando se inventó la imprenta a mediados del siglo XV estos libros comenzaron a desaparecer. La escultura llegó de la mano de Elmer Adler, primer director de La Casa del Libro. Adler encontró la talla a la venta en una tienda de antigüedades y la adquirió para hacerla el ícono del museo ya que, bajo el catolicismo, su figura se considera el protector de los impresores, bibliófilos, bibliotecarios, libreros, editores, encuadernadores, escritores, ilustradores, calígrafos, tipógrafos, marchantes de arte y demás artes e industrias relacionadas al libro, labores que se celebran en La Casa del Libro. Datos curiosos: Elmer Adler no era católico. En la Biblioteca del Monasterio de Strahov en Praga hay una escultura similar en madera cromada.
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Horario

Martes a viernes 11:00 AM–5:00 PM, sábados 11:30 AM–5:30 PM

La Casa del Libro

255 Calle del Santo Cristo, San Juan, Puerto Rico, 00901